KAMAE son las posturas, la guardia, pero el Kanji significa “estructura”, “construir”; así que podemos decir que el kamae es una postura corporal, la base de nuestro arte.
Con el kamae “construimos” nuestra defensa. Tiene que ser natural, sólida y a la vez flexible. Como un árbol, el kamae nos proporciona estabilidad en nuestras raíces y flexibilidad a nuestras ramas.
En el kamae hay que alinear los tres centros de gravedad: cabeza, columna vertebral y parte inferior del abdomen. Donde las piernas, caderas y hombros juegan una parte importante.
Cada kamae representa una actitud, un sentimiento. Construyendo nuestra estructura
corporal, tanto a un nivel mental y espiritual.
Cada escuela (Ryu) posee sus kamaes característicos, los cuales han evolucionado en el transcurso de las épocas.
En la fase de principiante aprendemos estas posiciones y es aquí cuando más exigentes debemos de ser. Debemos construir nuestra “base” con una correcta estructura.
Corrigiéndonos el eje desde la cabeza a la columna, la alineación de la rodilla con relación al pie, el eje del cuerpo, haciendo que nuestro cuerpo sea un blanco menor.
Con este trabajo obtenemos una memoria corporal y muscular.
Trabajar con las caderas bajas nos permitirá una mayor flexibilidad. En esta fase debemos corregirnos continuamente, evitando movimientos antinaturales, ya que estos descuidos pueden producir lesiones.
En una fase superior el kamae no existe a la vista del adversario, pero si existe en la mente. Siendo capaces de reaccionar rápidamente ante cualquier situación.
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